¿Tiene sentido hablar de rutinas faciales para cada edad?
En dermocosmética la edad sólo es orientativa, ya que podemos hablar de una persona joven con una piel notablemente envejecida (y viceversa).
Es típico ver en el marketing de cremas “para 30 o 40” “para pieles envejecidas”… Y es que durante años la industria de la cosmética ha categorizado los productos de belleza según la edad, pero las cosas empiezan a cambiar.
No porque hayamos perdido el interés de prevenir arrugas antes de los 30 o empezar a tratarlas después de los 50. Sino porque, desde el punto de vista dermatológico las cremas no tienen edad, sino que tratan una necesidad.
La edad es sólo un número, pero no para la piel
Hay estudios que revelan que la edad solo influye en un 25%, mientras que el 75% restante se refiere al exposoma, es decir, todos los factores externos que son perjudiciales y que nos exponemos a lo largo de la vida (contaminación, cambios climáticos, tabaco y por supuesto el sol…) que envejecen sin que te des cuenta.
El envejecimiento, según la OMS es “la consecuencia de la acumulación de una gran variedad de daños moleculares y celulares a lo largo del tiempo”. Es decir, es un proceso que ocurre en nuestro organismo y tiene que ver con la programación previa de nuestras células.
Sin embargo, estas células también se ven afectadas por otros factores como la oxidación natural, enfermedades, el estrés, malos hábitos de vida, que aceleran la muerte celular.
Edad biológica vs edad cronológica
¿Has visto personas de 50 que parecen menores y personas de 20 años que aparentan más edad? Esto es porque cada cuerpo envejece a diferente ritmo y por eso vemos personas que llegan a la vejez conservándose mejor que otras.
La edad biológica es la que hemos acumulado con el tiempo y está relacionada con las células y su capacidad para renovarse. Esta información viene determinada en nuestra genética, pero se puede ver afectada por factores externos.
En cambio, la edad cronológica, viene determinada por nuestra fecha de nacimiento y que por ende no podemos influir.
Todo lo anterior nos lleva a confirmar que a la hora de escoger una rutina de cuidado de piel debemos hacerlos por las necesidades y el estado de nuestra piel.
Así pues, al momento de construir tu rutina de cuidado de piel, es esencial conocer las características, el estado de tu piel y el tipo de problema que deseas tratar y recuerda que ralentizar la llegada de los signos de la edad es necesario brindar cuidados preventivos desde diferentes frentes:
- Estilo de vida: Incluir una dieta saludable rica en frutas, verduras y agua sería clave para asegurar la ingesta de antioxidantes que colaboren con limitar los efectos nocivos de los radicales libres y combatir la sequedad. Elimina hábitos nocivos como el tabaco o el alcohol, ya que aceleran el proceso de envejecimiento y practica deporte al menos tres veces a la semana.
- Cuidados diarios: En este caso, la protección solar, constituye el paso más importante en la prevención de los signos del envejecimiento. La limpieza diaria que te ayudará a mantener la luminosidad de la piel y limitar los posibles desencadenantes del estrés oxidativo y la hidratación, mantiene el equilibrio y los niveles óptimos de agua en la piel. Incluye aquellos cuidados específicos en los momentos que lo requiera la piel con activos como el ácido hialurónico, el retinol, la vitamina C, los alfahidroxiácidos, la coenzima Q10, los pre y probióticos…
Recuerda que si tienes dudas o estas interesada en algún producto para tu tipo o necesidad de piel, no dudes en escribirnos nuestros canales digitales y recibirás asesoría personalizada de nuestras dermoconsultoras
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No olvides que para saber lo que necesita tu piel debes observarla, conocerla y acudir a un dermatólogo.