Reglas de oro para cuidar la piel de tu cuerpo
Al igual que la piel de tu rostro, la piel de tu cuerpo también requiere cuidados diarios para lucir hermosa, hidratada y sobre todo saludable. Existen muchos factores que pueden vulnerar el equilibrio de tu piel como las agresiones externas la contaminación, los cambios bruscos de clima, el uso de productos inadecuados y los rayos solares, entre otros. Para preparar tu piel frente a estas adversidades, lo mejor será que incorpores en tu rutina diaria algunos sencillos hábitos, que seguramente harán la diferencia.
- Usa un jabón suave para la higiene: Después de la ducha, la piel tiende a secarse, así que para su higiene asegúrate de optar por productos suaves, libres de jabón y que brinden acción lipídica, alta tolerancia y protejan la barrera de la piel.
- Protégela del sol: Si vas a estar expuesta al sol, no olvides tu protector solar adaptado a tu tipo de piel; reaplica cuantas veces sea necesario, y en lo posible, evita las horas de mayor riesgo, esta son entre las 9:00 a.m. y 4:00 p.m.
- Limita tus baños: Los baños muy calientes no suelen ser amigos de tu piel; acostúmbrate a bañarte con agua templada y evita estar mucho tiempo bajo el agua, ya que esto puede contribuir a secar más tu piel.
- Trátala con amor: Tras el baño recuerda secar tu piel con suaves golpecitos, evitando frotarla bruscamente.
- Hidrátala: Haz de la hidratación diaria de tu piel, un hábito fundamental. Recuerda que este gesto es fundamental a la hora de evitar descamaciones, tirantez, resequedad y grietas.
- Toma agua: Hidrátate desde el interior, así ayudarás a tu piel a mantener su tonicidady su función de barrera protectora al mantener a raya a los agentes externos nocivos.
- Sigue hábitos saludables: Tu alimentación también cuenta; recuerda comer cinco porciones de fruta y verdura, las cuales aportan fibra, antioxidantes, vitamina y minerales.
- Protégela del frío: Los días fríos pueden poner más sensible tu piel, causando sensación de tirantez y picazón. Protégela hidratándola regularmente y abrigando las partes más expuestas y sensibles como manos, orejas, labios y cuello.