Pieles sensibles y protección solar: ¿Por qué tu piel requiere cuidados especiales?
Todas las pieles, sin excepción, requieren cuidados especiales con respecto a su limpieza, hidratación y protección, sin embargo, cuando hablamos de las pieles más sensibles, intolerantes o alérgicas, los cuidados deben ser más rigurosos, teniendo en cuenta que sus respuestas, ante cualquier agente externo, potencialmente peligroso, puede ser exagerada. En este caso, cuando se trata específicamente del sol, las pieles más sensibles deben evitar su exposición directa y siempre, emplear un foto protector adecuado.
Para saber cómo cuidar las pieles más sensibles bajo el sol, conoce estos tips infalibles que seguramente ayudarán a mantener tu piel a salvo.
‘Menos es más’: La mejor manera de proteger tu piel sensible del sol tiene que ver con la palabra mágica: PREVENCIÓN, si limitas los momentos bajo el sol, definitivamente el impacto en tu piel será menor. Recuerda evitar las horas en las que el sol cae de forma perpendicular, por lo que exponerte antes de las 10 de la mañana o después de las 4 de la tarde será lo más acertado. Asimismo, no olvides tus aliados extras: sombrero de ala ancha, ropa protectora, gafas y por supuesto tu fotoprotector.
Una protección hecha a tu medida: Las pieles sensibles no solo pueden reaccionar exageradamente ante una exposición solar, sino también ante productos inadecuados; en este caso, asegúrate que tu fotoprotector garantice máxima tolerabilidad con tu piel; esto lo puedes revisar en su etiqueta; ubica sus componentes, debe poseer el mínimo de ingredientes, expertos en este tema sugieren que no contenga más de 10, además un aspecto clave es constatar que sea libre de fragancias y con filtros minerales o físicos, los cuales minimizan el riesgo de desarrollar alergias. También, preferiblemente debe contener ingredientes protectores como el pantenol, el bisabolol o la manteca de karité y antioxidantes como la vitamina E y C, asimismo, que sea libre de nanopartículas, parabenos, aceites y retinoides.
No te confíes en los días nublados, siempre lleva un as bajo la manda: No es un mito, aún en los días más nublados, bajar la guardia en cuanto a tu fotoprotección podría ser un error. Recuerda que los rayos UV traspasan las nubes y se produce un efecto espejo que puede afectar la piel, de hecho, los rayos UV son los responsables de la alteración en el ADN de las células y los que están en los días nublados; adicionalmente, la radiación infrarroja, la cual no vemos, alcanza la capa cutánea más profunda, y también contribuye al daño de nuestra piel.
La ‘Prueba de fuego’: Si ya verificaste que es el producto idóneo para tu piel, puedes hacerte la famosa prueba del brazo para constatar su seguridad directamente en un área de tu piel; en este caso, aplica una pequeña cantidad del producto sobre tu muñeca o en el brazo; asegúrate que la zona esté limpia, recuerda mantener posteriormente el área seca e intacta y tras 24 horas de haber dejado el producto, lava tu piel solo con agua y revisa el estado de tu piel.
La clave está en APLICAR: Finalmente, recuerda que es fundamental aplicar el fotoprotector cada 2 horas o antes en caso de ser necesario; muchas veces, con tal solo aplicar el producto creemos que la protección es vitalicia y desafortunadamente así no funciona; los efectos desaparecen con el tiempo y este se puede acortar aún más si las actividades lo propician; por ejemplo, en caso de sudar, frotar la piel o el baño, la protección desaparece; es una cuenta regresiva que no debes olvidar.